En conversación exclusiva con Mundo Cracks, los presidentes de General Velásquez y San Antonio Unido entregaron sus visiones opuestas sobre la posible implementación de la regla sub-23 en la Segunda División Profesional. Mientras unos ven esta medida como una oportunidad para fomentar el desarrollo de jóvenes talentos, otros consideran que atenta contra la competitividad y el profesionalismo de la categoría.
Carlos Cornejo: “Sería un torneo más competitivo y parejo”
El presidente de General Velásquez, Carlos Cornejo, es uno de los principales defensores de esta normativa, que obligaría a los equipos de la división a conformar sus planteles con jugadores menores de 23 años. Según Cornejo, la medida tiene como principal objetivo dar más espacio a los futbolistas jóvenes y equilibrar la competencia en una división marcada por las desigualdades económicas.
“Creo que al ser sub-23, el torneo sería mucho más competitivo y parejo, evitando que equipos con mayor capacidad económica sean siempre los campeones, como ha ocurrido con Arica, Limache y Melipilla en los últimos años”, afirmó Cornejo.
Además, el dirigente destacó que la implementación de esta regla podría tener un impacto positivo en las selecciones nacionales, permitiendo renovar el plantel con jugadores jóvenes y reducir los altos promedios de edad que hoy afectan el rendimiento de Chile en competiciones internacionales.
“Es clave desarrollar el fútbol joven para que nuestras selecciones se nutran de valores jóvenes y no tengamos equipos con promedios de edad tan altos. Eso nos ha hecho perder competitividad”, sentenció Cornejo, recordando que Perú y Chile, las selecciones con los promedios de edad más altos en Sudamérica, actualmente están colistas en las clasificatorias al Mundial 2026.
Sin embargo, reconoció que esta medida podría generar ventajas para los clubes con mayor capacidad de desarrollar divisiones inferiores. General Velásquez, por ejemplo, no cuenta con fútbol formativo por motivos económicos, y teme que implementar divisiones juveniles sin recursos suficientes podría comprometer la sostenibilidad de la institución.
“Si nos hubiéramos aventurado con fútbol joven, seguramente habríamos descendido, como le ocurrió a clubes como Colchagua, Iberia o Fernández Vial, que pese a tener divisiones inferiores, enfrentaron graves problemas económicos”, explicó.
Guillermo Lee: “Estaríamos en peores condiciones que el fútbol amateur”
En el otro extremo del debate, Guillermo Lee, presidente de San Antonio Unido, rechaza categóricamente la propuesta, argumentando que esta medida desvalorizaría la Segunda División y perjudicaría su desarrollo profesional. Según Lee, esta normativa convertiría a la categoría en una liga de menor nivel competitivo, equiparable al fútbol amateur.
“Con una división sub-23 estaríamos en peores condiciones que el fútbol amateur. Ninguna liga profesional en el mundo tiene una restricción de edad como esta. Deberíamos mirar ejemplos como Argentina y Brasil, que compiten sin limitaciones y logran generar talentos y competir de buena forma”, señaló Lee.
El dirigente también cuestionó las verdaderas intenciones detrás de la propuesta, planteando que algunos clubes podrían buscar abaratar costos o convertirse en filiales de equipos de divisiones superiores, más que realmente apostar por el desarrollo del fútbol joven.
“De los siete equipos que impulsan esta medida, tres no tienen fútbol formativo. Si realmente les interesa el desarrollo de los jóvenes, ¿por qué no lo han implementado ya? Esto no se trata de promover talentos, sino de reducir gastos”, enfatizó.
Para Lee, la clave está en crear políticas a largo plazo que fomenten el fútbol formativo desde las divisiones menores y obliguen a los clubes a invertir en sus canteras, en lugar de imponer reglas que limiten el desarrollo competitivo.
“El jugador debe ganarse el puesto por mérito, no por una regla que limite la competencia. Con esta medida, el nivel del torneo se emparejará hacia abajo”, advirtió.
El desafío de la sostenibilidad
Más allá de sus diferencias, ambos presidentes coinciden en que la Segunda División necesita reformas estructurales para garantizar su sostenibilidad. Cornejo ve en la regla sub-23 un punto de partida, mientras que Lee plantea que el foco debería estar en mejorar los estatutos de la división y fomentar la colaboración entre clubes, ANFP y empresas privadas.
“Con una división sub-23, tendríamos peor nivel que el fútbol amateur”, insistió Lee. Según él, el camino correcto pasa por garantizar recursos para los clubes y corregir inequidades, como la exclusión de los equipos de Segunda División del Consejo de Presidentes y la falta de ascensos directos.
Por su parte, Cornejo apuesta a que esta medida podría generar un impacto positivo a mediano plazo, siempre que se acompañe de un plan sólido para desarrollar el fútbol joven en todo el país.
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